martes, 5 de agosto de 2014

LA COLONIA ESPAÑOLA EN INTERDICTO EN HOLLYWOOD


 
Un pequeño análisis al calor del escrito de los titiriteros pijoprogres españoles.
 
Mi sentimiento y afecto por este grupo de trepas es harto conocido. No me gustan en absoluto. Ellos, después de hacerse un hueco en el panorama cinematográfico español, (gracias al calor de grupos como PRISA, quien controlaba casi todas las producciones y distribuciones por obra y gracia de Aznar) decidieron que la mejor forma de servir a sus amos españoles era la de implicarse en causas políticas. Lógicamente, esas causas que defendían eran casi siempre (perdón por lo del casi) de la izquierda ramplona y servilista que tenemos. No había chapapote, ni aborto ni guerra en el orbe, que la izquierda populachera y rastrera de España no sacara en sus manifestaciones, y no había manifestación que se preciase de tal sin su hato de "actores o famosos" que sostuviesen la pancarta de la cabecera. Así ganaban puntos, y cuanto más "de izquierdas" se hacían, más películas y series protagonizaban.
En algunos casos, la fama y la simpatía era tal, que el mundo del cine de Judiwood los llamaba para que hicieran las Américas. Así cumplían con la cuota de actores hispanos que debían de tener en los metrajes de allende el océano, no los fueran acusar a ellos de racistas, ellos, que tan liberales suelen ser para otras cosas.
Los paletos hispanos, incultos pero con mucho glamour, agarraron su maleta y allá que se fueron. Llegaron a ser tantos en los EEUU que formaron su pequeña colonia dentro de ese gueto privado que se llama Judiwood. Es curioso pues a ese sitio se le suele llamar “la Meca del cine” cuando sus jefes y dueños son en su mayoría de activismo radical israelí y están casi siempre a tortas con todo lo que sea o huela islam. Más apropiado sería definirlo como la sinagoga del celuloide, digo yo.
Pero nuestros actores, tan incultos ellos, se juntan un día en una de sus mansiones. Esas que suelen tener los ricos de la izquierda en los EEUU, porque ya se sabe que ellos sí pueden, los demás no por ser capitalistas. Y allí, entre tapita de jamoncito de Jabugo va y pincho de tortilla viene, -que para eso si son ellos muy patriotas- deciden apoyar una causa a todas luces justa, como lo es la defensa de los palestinos, pobres indefensos que están siendo exterminados por el sionismo en un holocausto sin precedentes.
Ellos hablando de lo mal que lo pasan los niños, que están muriendo a centenares, de la opresión que ejerce un país como Israel, que en una ofensiva brutal lleva tanques, misiles y aviones a un territorio ocupado en su mayoría por hombres mujeres y niños, hacen sus cálculos y deciden firmar un manifiesto de adhesión al pueblo palestino así como manifestar su repulsa por los crímenes israelíes, hecatombe de niños y mujeres y habitantes en tierra robada. Para ellos, -y en eso llevan razón-, aquello no es una guerra, pues las guerras lo son cuando los dos contendientes están en una igualdad bélica, y en esta ocasión la desigualdad es manifiesta. Esto más que una guerra es un exterminio, una masacre, y los artistas españoles por eso mismo deciden apoyar la causa palestina. De todas formas ya lo habían hecho aquí en España, y no les había ido nada mal. En ese sentido son coherentes.
La reacción del lobby que controla Judiwood no se ha hecho esperar. Los han tildado de nazis, de insensatos y de todo lo que les ha dado la gana.
Ahora, después de “recular” en sus declaraciones, como han dicho los medios de comunicación, éstos aguerridos defensores de causas justas se han replegado y se han escondido en sus “habitaciones del pánico”. Esos habitáculos que poseen muchas de las mansiones de los Ángeles o de Miami, blindadas y aisladas del resto del mundo, donde los moradores se recluyen ante la amenaza de un ladrón o un asaltante. Allí esperan ver pasar la tormenta, mientras hablan sin cesar con sus managers y asesores sobre el impacto que esto producirá en sus carreras y si el futuro del “Dorado Judiwood” se ha esfumado para siempre y  ya es hora de volver a la patria chica a seguir haciendo películas sobre la guerra civil.
Mientras tanto, los capitostes de eso que llaman “séptimo arte” de esa parte del mundo, venga a darle la matraca con que si en España somos antisemitas, si somos matajudíos y que si expulsamos a los judíos en la Edad Media y todo lo demás. Yo es que me mondo de risa.
 

domingo, 21 de julio de 2013

LAS PUTAS DEL FRENTE POPULAR...



Documento gráfico: "VALE por seis porvos (sic) con la Lola para las Milicias. Toledo, 21 de septiembre de 1936

LA SEGUNDA REPÚBLICA, ¿DEMOCRÁTICA? NO, PROXENETA

No es extraño entablar una discusión con algún avezado y listo “revolucionario de izquierdas” de hoy en día y darse cuenta de que su máximo orgullo, es el saberse de memoria lo que le han dicho en los lavaderos de cerebro habituales de su “secta” política, a saber:

1º Que ellos, los de la izquierda, fueron muy progresistas, y mientras la Iglesia y la derecha sometía a la mujer al hogar y a la sacristía, ellos, la llevaron a todos los ámbitos de la sociedad (y tanto que sí, como verán).

2º Qué la izquierda, tuvo un trato exquisito para con el sexo opuesto, tratándola de igual a igual.

Para que se pueda tragar y asimilar tanta mentira y tanta bazofia propagandística, los productores de libros, panfletos y películas de la izquierda han inundado las librerías, las Tv y los cines, con productos fabricados ad hoc para el gusto “exquisito” del consumidor republicano. Pero la triste verdad es que la izquierda sólo ha utilizado a la mujer como mero instrumento de sus intereses. Cuando el rojerío quiere atacar a la Iglesia o a la moral, o a los principios y los valores tradicionales, la izquierda azuza a sus “campeonas de entrepierna” y las airea por doquier. Ellas, “sumisas libertarias” se dejan hacer, pues todo es POR LA REVOLUCIÓN.

El feminismo es buena prueba de ello. No hay mujer, idiotizada después de haber pasado por la secta izquierdista, que no se sienta feminista (aunque muchas no saben ni lo que significa ese hecho y lo terminan reduciendo al mero supuesto de “ser igual que los hombres”. Vaya estupidez). Pero luego, sus correligionarios de “bragueta”, terminan colocando a las “revolucionarias libertarias” en el sitio en el que la izquierda siempre ha colocado a sus seguidoras. Clara Campoamor supo muy bien cómo se las gasta el socialismo en este sentido.

Pero en fin. En plena guerra civil, el Frente Popular, en un alarde de rigurosidad, emitió vales de colaboración a través de los cuales la mujer sólo servía como “consoladora” de los fogosos milicianos y sus compañeros de las Brigadas Internacionales.

A la pobre Lola del documento que reproducimos le costó, por seis veces, complacer al propietario del mismo; y no fue el único, pues es de saber que en los cuarteles de la retaguardia roja había mucha “picha” bravucona, y ya que éstos tenían un agotador trabajo, (que las más de las veces consistía en ametrallar a los indefensos y desarmados hombres y niños: “pongamos que hablamos de Paracuellos del Jarama”) después necesitaban un merecido “descanso del guerrero”. La solícita Lola era una de tantas mujeres revolucionarias libertarias de izquierdas que ofrecería sus muslos, para desahogo de hombres tan aguerridos y valientes: de profesión, su sexo.

Queda por averiguar, si el trabajo lo hacía por amor a sus ideas o era una mujer decente, de las muchísimas que fueron violadas sistemáticamente por los “defensores de la libertad”, puestas en esta situación bajo extorsión y amenazas. En ese juego tan asqueroso, el Frente Popular fue un redomado campeón durante la contienda, y no hubo ni niña, ni anciana, ni monja que, puesta a la vista de los rojos degenerados, no fuese violada por esta mugre que pretende el respeto que no merece, siempre en aras de la LIBERTAD y de la IGUALDAD.



viernes, 12 de julio de 2013

UNA EDITORIAL MUY SOSPECHOSA






Pedro Sáinz Rodríguez



 
UNA EDITORIAL MUY SOSPECHOSA


Pedro Sáinz Rodríguez (1897-1986) fue uno de los intelectuales de gran fuste que tuvo España en el siglo XX. Filólogo, bibliógrafo, escritor, editor, también ejerció el papel de conspirador en los trabajos preparatorios del 18 de Julio de 1936. Católico y Monárquico, Sáinz Rodríguez era un adicto a Alfonso XIII y, tras la muerte de Alfonso XIII, rindió pleitesía a Don Juan (el Rey de Luis María Ansón).

Sáinz Rodríguez formó parte del Alzamiento Nacional de 1936 y fue nombrado ministro de Instrucción Pública en el Primer Gobierno Nacional de España (1938-1939), sin embargo, su lealtad a Alfonso XIII y, más tarde -como hemos dicho- a Don Juan de Borbón y Battenberg perjudicó la carrera política de Sáinz Rodríguez durante el franquismo, forzándole incluso a tomar el camino del exilio a Portugal.

Sus relaciones con Francisco Franco se deterioraron cuando Francisco Franco decidió decretar la persecución de la actividad masónica en España, implantando el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Sáinz Rodríguez se queja en sus memorias del simplismo de Franco y alega en su defensa que él no era masón, contra lo que Franco y el círculo franquista propalaban sobre él. Creemos -aunque es una conjetura- que, en efecto, Sáinz Rodríguez nunca fue masón, pero tal vez fuesen otras las razones por las cuales los hombres de confianza y más afectos a Franco la emprendieron contra Sáinz Rodríguez.



En tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, Sáinz Rodríguez había trabajado para la editorial CIAP. Las siglas CIAP responden a COMPAÑÍA IBERO-AMERICANA DE PUBLICACIONES, aunque en un principio se llamó Compañía Ibero-Africana. La gerencia de esta editorial estaba a cargo de Manuel L. Ortega Pichardo "que había vivido en la zona española de Marruecos... publicó un libro sobre "Los hebreos en Marruecos", antes de existir la CIAP y una "Historia de Ceuta", con especial atención a los sefardíes y con un estudio del doctor Pulido, personaje relacionado con el retorno del judaísmo a España en la primera mitad del siglo XX." (La cita es del mismo Pedro Sáinz Rodríguez en su libro "TESTIMONIO Y RECUERDOS").

Sin embargo, aunque Ortega Pichardo figuraba como fundador de la CIAP, la editorial era de capital hebreo. Ignacio Bauer, judío, escritor, bibliófilo y autor de "Apuntes para una bibliografía de Marruecos", además de "Relaciones de África" y "La misión franciscana de Marruecos" era el hombre clave. Ortega Pichardo preparó una "Biblioteca de los sefardíes" y la editorial planeó el "asalto" al mercado peninsular e iberoamericano, estableciéndose en Madrid y solicitando la colaboración profesional de Pedro Sainz Rodríguez. Éste, como cándido e ingenuo intelectual, aceptó y trabajó para CIAP -con mucha probabilidad sin saber, en ese momento, lo que se estaba cuajando.

El Doctor Ángel Pulido Fernández (1852-1932) promovía desde 1904 la campaña filosefardí en España, tras haber tomado contacto con comunidades descendientes de antiguos judíos sefardíes. Y Pulido era uno de los colaboradores de CIAP, como otros prominentes filojudíos, por ejemplo: Méndez Bejarano o el gran traductor Rafael Cansinos Assens. En 1920, a iniciativa del Doctor Pulido, se fundó la Casa Universal de los Sefardíes. La editorial CIAP empleó a Pedro Sáinz Rodríguez a manera de relaciones públicas, así lo hizo cuando lo envió a Iberoamérica, para abrir mercado.

Estas relaciones de Sáinz Rodríguez con una editorial tras la cual se adivinaba el capital judío, así como la campaña de rehabilitación de los sefardíes, promocionada por el Doctor Pulido y jaleada por todas las logias españolas (Diego Ruiz participaba de esto, como tendremos ocasión de ver) no pasaba desapercibido para los servicios secretos franquistas que, en esos entonces, podemos decir que eran unos de los más eficaces de toda Europa.

EL RETORNO DE LOS CHAFARDISTAS

EL RETORNO DE LOS SEFARDITAS Y EL HISPANICIDIO PROGRAMADO

Eran las once de la noche (por lo tanto, con alevosía y nocturnidad) del día 23 de Enero de 1932 cuando el presidente de la II República "española" -Manuel Azaña- mandaba a Fernando de los Ríos, a la sazón ministro de Justicia, la orden por la cual se procedía drásticamente a la "disolución en territorio español de la Compañía de Jesús". Entre las razones que se barajaban para decretar la disolución de los jesuitas se esgrimía el cuarto voto de la Compañía de Jesús (a saber: "el voto de obediencia al Romano Pontífice"). Lo cual -sostenían los lustrosos y orondos demagogos- era intolerable e inadmisible en la flamante "República democrática de trabajadores de toda clase". Por el cuarto voto jesuita -alegaban los enemigos de la Iglesia- la Compañía de Jesús se convertía en un grupo fuera de la ley, puesto que obedecían a un poder extranjero (el Papado). No era la primera vez que ocurría la expulsión de la Compañía de Jesús, organización eclesial que, como pocas, han atraído siempre las iras del enemigo de Cristo. En los sueños de Manolito Azaña "España había dejado de ser católica", pero -contra sus más íntimos deseos- Azaña sabía -como todos sus compañeros de logia- que la Compañía de Jesús ejercía todavía una influencia sobre la educación y la sociedad españolas, una influencia que no podían tolerar los sectarios ricachones republicanos, erigidos en tribunos de la plebe.

Esta mujerzuela, con sonrisa cretina, es la viva imagen de la
Segunda República Española

La Compañía de Jesús obedecía al Papa, a un "poder extranjero", según los masones que dominaban la vida pública española (políticos y no pocos periodistas). Los republicanos se nos muestran -con estas razones- muy celosos de la lealtad a España. Pareciese que les importaba mucho la lealtad a España; tanto les importaba que no podían consentir que una institución -fundada por un español, por cierto- como la Compañía de Jesús residiera en España a sabiendas de la obligación que -por voto religioso- cada hijo de San Ignacio tiene contraída con el Vicario de Cristo. Sin embargo, a los gobernantes de la II República no les inquieta que en España se asiente una comunidad -la judía. "L'Universe Israelite" (12 de Junio de 1931) explica a sus lectores judíos, rebosando de satisfacción, la excelente acogida que dispensan los prohombres de la II República Española a los representantes judaicos. Don Niceto Alcalá Zamora recibe al Doctor Kibrik y al Gran Rabino de Buenos Aires, y les promete -según afirma el periódico judío:

"...el Gobierno [de la Segunda República española] promulgará solemnemente una ley a favor de los judíos, obsequiándoles con la ciudadanía española; dicha ley tendra carácter de reparación por una injusticia histórica y los cónsules españoles en el extranjero recibirán instrucciones concretas para facilitar a los judíos el regreso a España".

El Gran Rabino no se contentó con promesas en el aire y le pidió a Don Niceto nada más y nada menos que la iglesia de Santa María de Toledo, para convertirla en Sinagoga judía, como lo había sido antiguamente. También se acordó organizar un Congreso Mundial de Sefarditas que efectivamente, con dienro de las arcas públicas de España, se celebraría y con el objeto de organizar el retorno de los judíos sefarditas a España sin más dilaciones. Las relaciones bilaterales entre la Segunda República Española y la comunidad judía, a través de diversos representantes y dirigentes político-religiosos judíos, podrían conformar todo un grueso dossier que ilustraría mucho a nuestros lectores sobre lo que estamos diciendo aquí.

Antonio Aguilar y Correa, Marqués de la Vega de Armijo

Lo curioso del caso es que, en toda la falsa retórica de estos masones que instauraron la Segunda República Española, siempre argumentaron el manido tema de la "reparación". Sabido es que en 1492 los Reyes Católicos promulgaron el edicto de expulsión de los judíos que no se bautizaran. Durante siglos este decreto estuvo vigente. Sin embargo, la Segunda República Española llegaba tarde a la derogación de este decreto de expulsión de los judíos. Gobiernos masones anteriores se habían anticipado; ésta es otra de las historias muy poco conocidas que arrojan luz sobre el asunto.

La Gran Logia de Rumanía reconocía en 1880 al Oriente masónico presidido por Práxedes Mateo Sagasta, pero a cambio exigió que el gobierno español levantara los impedimentos que, por el decreto de los Reyes Católicos de 1492, se ponían en España contra el establecimiento de la comunidad judía. No hubo problema ninguno para realizar la transacción de favores, dado que Práxedes Mateo Sagasta y su alegre pandilla de compadres masones formaba el mismo gobierno de España. Don Antonio Aguilar y Correa, Marqués de la Vega de Armijo, conspicuo ministro de la camarilla de Sagasta, se apresuró a derogar el decreto de los Reyes Católicos.

Con estos "movimientos tácticos" en el orden legislativo (realizados servicialmente por los hermanos masones; que a la vez eran los prohombres de la política liberal) a principios del siglo XX todo estaba dispuesto para que apareciera el Doctor Pulido, viajando por el Mediterráneo y redescubriendo las comunidades sefarditas, para regresar a España reivindicando la "Reparación" que supuestamente la nación española le debía a aquellos expulsados. Mientras tanto, para preparar la campaña de propaganda que abriría de nuevo las puertas de España a la diáspora sefardí para imponer Sefarad, dos periódicos se emplearon a fondo: "La Raza" y "El Pueblo", con D. Manuel Ortega Pichardo al frente que, con el banquero judío establecido en Madrid, Señor Dreyfus, había fundado la C.I.A.P. (COMPAÑÍA HISPANO AMERICANA DE PUBLICIDAD), a la que aludimos en Una Editorial muy sospechosa (recomendamos leerlo, pues este artículo está relacionado con aquel otro al que nos referimos). Digamos también que el inversor de la C.I.A.P., el banquero Dreyfus se casó con la hija del Doctor Ignacio Bauer, al que ayer también aludíamos en dicho episodio. El Doctor Bauer era, por cierto, nieto de uno de los hombres clave de la Casa Rothschild en España.



El nefasto Manuel Azaña

Los Padres de la Compañía de Jesús eran expulsados de España en 1932, bajo la sospecha de ser un grupo que obedecía a un poder extranjero. Sin embargo, el mismo gobierno republicano que expulsaba con la más atroz de las intolerancias a la Compañía de Jesús, era la misma camarilla que, haciendo alarde de su hipócrita tolerancia, no sólo reparaba y concedía la nacionalidad española a los sefarditas, sino que alentaba con incentivos el retorno de la comunidad judía a España. Muchos han querido ver en la expulsión de los jesuítas una señal de lo que se estaba preparando en el horizonte: el tremendo Holocausto de la Iglesia Católica que perpetrarían sistemáticamente las brigadas exterminadoras del Frente Popular.

La persecución religiosa sufrida en España durante estos tremendos años no fue, como quieren algunos, fruto de la espontaneidad de un pueblo hastiado de clérigos; fue abonada, cultivada, preparada a lo largo de décadas y décadas de propaganda anticlerical. No puede resultar sorprendente, pues; no, al menos, para quien haya leído atentamente las satánicas exhortaciones al genocidio católico que escupía la boca de Diego Ruiz. En la revista "Ágora", Diego Ruiz escribió en un artículo titulado "Anarquismo y Judaísmo", poco antes de estallar la guerra:

"Lo de España ha de resolverse sangrientamente. La única solución es la solución judía. Hay que revisar el crimen de esa Iberia romana, íntimamente unida a la obscena sedición de Jesucristo" ("Ágora", número 4, pág. 4).
Diego Ruiz se salió con la suya. El problema se resolvió sangrientamente, tal y como ellos querían... Pero no vencieron.


Cadáver de una víctima del odio anticristiano de las milicias del Frente Popular

domingo, 2 de junio de 2013

UN GANDHI PEDÓFILO Y FASCISTA

Gandhi

GANDHI, ENTRE LA PEDOFILIA Y EL FASCISMO

Uno de los ocultistas más mediáticos y superventas de nuestra época, Alejandro Jodorowsky (Chile, 1929), ha criticado que las diferentes religiones, en su opinión, se hayan apropiado de la santidad. Para que esto no sea así, él mismo se ha encargado de poner a funcionar un concepto: el de "santo civil". El mismo Jodorowsky ha definido lo que sería esa "santidad civil": “es un momento dado -dice Jodorowsky- en el que se hace humanidad, ayudar a los que te rodean, eso es santidad civil, y es necesario que todos lleguemos a ella”.

El concepto de "santidad civil" no es nuevo, cabe rastrear sus precedentes en la tradición heterodoxa occidental: basta recordar el "santoral científico" de la Iglesia Positivista de Augusto Comte (1798-1857). La funcionalidad del mismo consiste en apropiarse de todo el prestigio de la "santidad", sin que ésta sea santidad en un sentido estricto, verdaderamente dicha. El mismo Jodorowsky lo dice en su libro "Psicomagia": "El santo civil sería quien imita la santidad desde estas posiciones. Nadie es en realidad santo, sino que imita la santidad". Con la "santidad civil", enunciada por Jodorowsky, tendríamos una imitación de la "santidad", un remedo de "santidad", una falsa "santidad" que está al margen de la religión. El "santo civil" sería un filántropo (y, en los grados más avanzados, un ocultista). Y esto es algo más que una perversión de lenguaje, es una perversión conceptual inadmisible.

La "santidad" verdadera, en recta doctrina cristiana, no puede nunca ser cosa de la voluntad de un individuo, sino que necesita, para ser realmente santidad, de la gracia de Cristo. Así lo dice Jesucristo y lo podemos leer en el Evangelio de Juan: "Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 5). De tal modo que, por mucho que se quiera, "separados" de Cristo nada podemos hacer. No hay, por lo tanto, santos en otras religiones (aunque pudiéramos descubrir en ellas a hombres piadosos y de buena voluntad). Pero, si en otras religiones no hay santos, todavía será menos probable que los pueda haber en una sociedad laicista. La "santidad civil" es una táctica para vulgarizar la "santidad", disolviéndola en una sociedad confundida, plagada de falsa espiritualidad y herida de relativismo.

Sin embargo, en la misma sociedad, merced a la influencia de grupos de poder que permanecen en la sombra (y a través de los medios de comunicación de masas, en los centros de enseñanza, etcétera) se ha llegado a elevar a los "altares laicos" a determinados personajes históricos, como si fuesen una especie de "santos civiles" que, una vez erigidos, se convierten en incontestables, en iconos que han de ser "venerados" por toda la población del planeta, la humanidad (les gusta decir a las terminales del Nuevo Orden Mundial). Todo el mundo tiene que alabar a esos iconos mundiales, aunque no se sepa de ellos nada más que tres o cuatro frases que figurarán como eslóganes. Uno de estos personajes es Mahatma Gandhi (1869-1948).

Gandhi era pederasta, como así lo ha puesto de manifiesto la biografía del historiador británico Jad Adams, “Gandhi: la ambición desnuda” (para ampliar la información, ver enlace). A Gandhi le gustaba bañarse con jovencitas y dormir con varias de sus adolescentes seguidoras. Pero esto no le impide ser un "santo civil" al padre de la India, que es idolatrado como un icono del pacifismo.

Tampoco lo del pacifismo parece cuadrarle del todo a su biografía real. Claro está, a menos que el fascismo sea considerado como una forma de pacifismo. Lo cual será difícil de aceptar. En diciembre de 1931, Gandhi visitó la Roma fascista de Mussolini. Gandhi no ahorró alabanzas a Mussolini, diciendo del Duce: 

"Él es un verdadero superhombre, alguien inalcanzable.Es el nuevo Mazzini de Europa".

Un santo civil podrá ser pederasta y filofascista y todo el mundo podrá seguir sirviéndose de su icono mediático, sin necesidad de la verdad histórica que es lo que, en verdad, importa menos a los que erigen estos falsos santorales.

Gandhi posa en esta fotografía, muy complacido, con fascistas italianos adultos y niños encuadrados en la Opera Nazionale Balilla (los "balillas" italianos, las milicias fascistas infantiles y juveniles)

viernes, 17 de mayo de 2013

ALDOUS HUXLEY, CÓMPLICE DEL MUNDO FELIZ


Aldoux Huxley
 
 
Recuerdo de mi etapa de estudiante de Bachillerato el nombre de Aldous Huxley y su obra más representativa “Un mundo feliz”. Digo Bachillerato, pues uno va teniendo sus años, y aunque aquel no fue ni mucho menos el mejor sistema de enseñanza del mundo, no tiene nada que ver con el actual de la LOGSE ni de lejos.

Si a un joven de hoy en día se le preguntase por quién es Aldous Huxley, lo más seguro es que nos encontráramos con alguien de esta guisa:
 Un joven cuyas pintas son más o menos: cabeza rapada por los lados, el poco pelo que ostenta en la coronilla de dos colores entre amarillo pajizo y moreno turbio, la cara desfigurada por el acné, un pendiente en cada oreja, en la aleta de la nariz derecha un “piercing”, que le confiere al rostro cierto aire de asimetría, los ojos colorados y enrojecidos, a medias entre la falta de sueño y el consumo de algo a lo que no me atrevo ni a poner nombre, la boca pequeña, esbozando una sonrisa sempiterna entre la de un sujeto bobo o un sujeto colocado. Camiseta blanca de tirantes ajustada. Los brazos tatuados con lo que en su jerga denominan “tribales”, que traducido al común de los mortales quiere decir “garabatos”, pantalones de deporte rojos chillones con listas blancas en los lados, y eso sí, por lo menos dos tallas más grandes de la que debería utilizar; mal colocados, por debajo de la cintura, dejando ver al osado que mire hacia su talle, la goma elástica de los calzoncillos lila chillón, cuya intención no es otra que la de que se vea la marca comercial de los mismos. Opino que si alguno de estos descerebrados tuviese talento, no hubiera dudado en pedir una rebaja en la compra de dicho artículo a la firma comercial por hacerle publicidad gratis, pero dudamos mucho que sepan articular la palabra publicidad correctamente. Y en los pies unas zapatillas con suela baja, de color blanco y con unas listas de color rojo a los lados y los cordones, como no, a juego. En las manos, unas pulseras de cuero que ya se han incrustado tanto en la piel, que en caso de quitárselas se tendría que recurrir a la cirugía. En una mano dos anillos plateados de los baratos, incrustados en lo que morfológicamente se podría llamar dedos, y en la otra mano, unas gafas de sol exageradamente grande y barata. En el banco en el que está sentado, una gorra de teja tipo “beisbol americana”, de color blanco con un eslogan escrito en inglés entre rojo y negro, del cual dudamos el sujeto sepa traducir lo que pone y, a su lado, un teléfono móvil de pantalla táctil con sus correspondientes auriculares a juego, un paquete de tabaco a medio consumir y una lata de bebida energética de las que anuncian en la Tv que utiliza a modo de cenicero.

No describimos a los acompañantes que pululan a su alrededor, pues imaginamos que el lector puede hacerse una idea, que la fauna de la que se rodea este individuo, viste igual y se mimetiza en ese ambiente cual camaleón en un trigal. Así las cosas preguntamos:     

-“Perdona, ¿Puedes decirme quién es Aldous Huxley?”

Se produce una reacción curiosa, la risa boba se hace más grande, y el sujeto empieza a experimentar movimientos compulsivos con la cabeza, girando el cuello a un lado y a otro con rostro de estupefacción, los ojos muy abiertos, que si pudiesen hablar dirían: ¿Por qué a mí, yo qué he hecho? Y todo el rato mirando a sus semejantes en busca de ayuda o de “traducción” del interrogante que le planteo, como si un servidor hubiese dicho esas palabras en marciano o venusiano…
Y terminaría respondiéndonos:

-¿Ha,hahaha, ¿Quién?, hahahaha, ¡Tío, ese quién eeeees!
Le repito: “Aldous Huxley” ¿Os suena ese nombre?

-“¡Qué va, para ná!

Una voz proveniente de una muchacha (que con esas pintas cualquiera lo diría) que estaba detrás del sujeto de estudio responde:

-“Ese es que no lo hemos “dao” este año”.

Les pregunto: -“¿Podríais decirme al menos si es un científico, un matemático, un filósofo o un escritor?

Llegados a este punto, el grupo empieza a arremolinarse sobre el sujeto de estudio, más movidos por la curiosidad que por otra cosa, y cual rifa de feria se tratase, empiezan a escupir por sus bocas:  “¡Matemático!” –Dice uno- “A mí me suena a alguien de historia” –dice otra voz, y así en un rosario de respuestas, como si al atinar con la respuesta correcta estuviesen esperando que se les lanzase una sardina de premio. Como focas amaestradas. Patético.

Ficha Técnico-Estadística del Estudio Muestreo:

El grupo estaba compuesto por unos siete alumnos de entre 3º y 2º de Bachillerato del actual y con edades comprendidas entre los 16 y 18 años. Cuatro machos y tres hembras, el sujeto responde a los parámetros de “macho alfa”, lo cual produce miedo al pensar que dentro de muy pocos años, un individuo de esas características y capacidad intelectual, puede ser el próximo agente de policía con licencia para utilizar armas de fuego, un médico con acceso a recetario para medicamentos o político que rija los destinos del resto de los mortales (aunque esto último quizás sea lo menos grave viendo lo que padecemos en la actualidad).

Volvamos a nuestro autor antes de que la depresión y la resignación se apoderen de  nosotros.

Aldous Huxley

No nos interesaríamos por este escritor en esta bitácora, de no ser porque su obra se suele estudiar con mucha frecuencia en los manuales de estudio de Bachillerato. De él se suele decir que se interesó, asimismo, por los temas espirituales, como la parapsicología y el misticismo, acerca de las cuales escribió varios libros. Se le considera uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno.

Proveniente de una familia con una larga trayectoria en la investigación científica, la divulgación y la literatura, Aldous parecía marcado por esos genes así que dedicó su vida a escribir. Hasta aquí todo normal. 

Su abuelito, “Thomas Henry Huxley” fue un acérrimo defensor de las teorías evolucionistas de Darwin, tanto, que en los círculos masónicos en donde se movía lo empezaron a llamar “El Buldog de Darwin” tal era su celo por las teorías del naturalista. Lo que no muchos saben es que era miembro destacado de la Sociedad Metafísica, creada en 1869, con el afán de crear una élite intelectual más eficaz. Obviamente esas teorías se propalaron eficazmente por las universidades de Oxford y Cambridge, teniendo el honor el abuelito (según dicen las fuentes) de acuñar el término “agnosticismo”, pues en sus disertaciones, hablaba de que el hombre no tenía alma (hablaba de la ausencia de alma) y de la incapacidad de aprender.

El nieto de este sujeto, nuestro Aldous, ya como novelista y como miembro perteneciente a una clase acomodada, coqueteó con las drogas para “inspirarse” y descubrir su paz espiritual. “Así podía entrar en un mundo de visiones”. Vamos, que se ponía “ciego” se diría ahora. Igual que un Poe con el alcohol, hacía este con las drogas.

Pero vamos a lo que vamos. En aquella época, estaban Wells, un protegido del abuelo de Aldous Huxley, y Arnold Joseph Toynbee, un experto en teoría económica. Wells, antes de ser famoso por sus novelas de ciencia ficción, fue jefe de la Inteligencia Británica en la IGM, mientras que Toynbee ocupó otros altos cargos en la administración e inteligencia británicas. La teoría de Toynbee era que los imperios a lo largo de la Historia emergían y, cuando llegaban a su cénit, ocupaban una hegemonía mundial y que a partir de ese punto, comenzaban su declive. Según sus teorías y debido al alto intelecto de la aristocracia británica, un imperio mundial creado por ellos, podría ser eterno si determinadas personas se dedicaban por entero a servir a esa causa. Claro, que tanto Wells, como Huxley y Toynbee eran miembros de la secta Hijos del Sol, una secta dionisíaca formada por hijos de la no menos secta Mesa Redonda.

Básicamente la novela “Un Mundo Feliz” o la obra de Wells “Conspiración abierta” hablan de lo mismo, la destrucción de las soberanías nacionales, la eliminación del estado-nación mediante la destrucción de la filosofía occidental y la implantación de una nueva forma de socialismo, todo ello dirigido por una casta o élite poderosa y sabia.

Dice así un autor del que extraemos esta información sobre el escritor Aldous Huxley: “Bajo la tutela de Wells, a Huxley le presentaron a Aleister Crowley. Crowley era un producto del círculo de adeptos de sectas creadas en Inglaterra desde los años sesenta del s.XIX, bajo la influencia de Edward Bulwer-Lytton, el ministro de colonias en tiempos de lord Palmerston, durante la segunda guerra del opio. En 1886, Crowley, el poeta y premio Nobel William Butler Yeats y otros varios protegidos de Bulwer-Lytton formaron una orden satánica, del Templo Isis-Urania, la Orden Hermética de la Aurora Dorada. La secta que rendía culto a Isis se organizó en torno al manuscrito de 1877, Isis Unveiled, del que era autora madame Helena Blavatsky, en el cual esta ocultista rusa apelaba a la aristocracia británica para que se organizase en una clase sacerdotal de Isis.

Entre los iniciados de los Hijos del Sol se encontraban T. S. Eliot, W. H. Auden, sir Oswald Mosley y D. H. Lawrence, el amante homosexual de Huxley. Además fue Huxley quien en los años cincuenta iniciaría la batalla legal para que se permitiera la llegada a Estados Unidos de la novela pornográfica “El amante de lady Chatterley”, afirmando que era una “obra de arte” incomprendida.”

En fin, que el novelista “ingenuo” que se nos ofrece en los manuales de estudio, es más oscuro y retorcido de lo que parece a simple vista. Él mismo llegó a decir en una entrevista en los años 50 del pasado siglo, que en el futuro, la gente estaría encantada de servir y ser sierva. Que la ciencia habría creado para esas épocas un fármaco que anulase la voluntad de los individuos para rebelarse y por lo tanto serían felices sirviendo a las élites. Pero ni mucho menos lo decía como un denunciador de esta situación, sino como un agente y cómplice de la misma.
Cuidado con Huxley

lunes, 21 de enero de 2013

MIXTIFICACIONES DE LOS MATERIALISTAS

Ernst Haeckel

EL CASO DEL FALSIFICADOR DARWINISTA ERNST HAECKEL

"Philosophes", ideólogos, aventureros políticos, poetas de Musa más inspirada o más puta (por turiferarios a sueldo de los tiranos y los genocidas)... Veremos que también cantantes y actores: ninguna profesión está a salvo del sectarismo ideológico, propio de los ídolos siniestros. Tampoco los científicos. Muchas son las estafas científicas; estafas en el sentido fuerte: no hablamos de los científicos que se pueden equivocar involuntariamente, hablamos de los que a conciencia trucan y falsifican "pruebas" para reafirmar sus hipótesis, queriéndolas convertir en irrefutables... Pero la mentira tiene las patas muy cortas.

Veamos hoy el caso de la estafa protagonizada por el biólogo alemán Ernst Haeckel (1834 - 1919). ¿Quién era Haeckel? Haeckel fue el sectario más destacado, dogmático y activista del evolucionismo darwinista en Alemania y su nefasta influencia se extendió por todo el mundo. Después de conocer a Darwin en 1866, Haeckel trató de establecer el dogma evolucionista ateo. Desde 1860 se ha sabido que Haeckel falseó sus ilustraciones de embriones, empleadas para "demostrar" su evolucionismo recapitulante. Se cuentan por docenas sus falsificaciones y fraudes, casi todos perpetrados en el campo de la embriología, cuyas ilustraciones acomodaba a sus conveniencias. 

W. R. Thompson, un científico evolucionista, lo reconoció afirmando en 1956 que: "Cuando la "convergencia" de los embriones no resultó totalmente satisfactoria, Haeckel alteró las ilustraciones de las mismas para que concordasen con su teoría. Las  alteraciones eran ligeras pero significativas". La "ley biogenética" como prueba de evolución carece de todo valor. 

Pese a saberse las maniobras fraudulentas de este falsario evolucionista y prepotente ateo, todavía en 1998 se publicaban libros favorables al evolucionismo en los cuales venían estampadas las ilustraciones de embriones que Haeckel falsificó. Las conclusiones materialistas y bestializantes que se derivan del evolucionismo son un instrumento de manipulación mundial del que sus beneficiados no quieren prescindir. Poco les importa a estos la verdad científica, sin embargo apelarán a la "ciencia" para demostrarnos a todos que hay que desdibujar la línea diferenciadora entre el animal y el ser humano.