Un pequeño análisis
al calor del escrito de los titiriteros pijoprogres españoles.
Mi sentimiento y afecto por este grupo de trepas es harto
conocido. No me gustan en absoluto. Ellos, después de hacerse un hueco en el
panorama cinematográfico español, (gracias al calor de grupos como PRISA, quien
controlaba casi todas las producciones y distribuciones por obra y gracia de
Aznar) decidieron que la mejor forma de servir a sus amos españoles era la de
implicarse en causas políticas. Lógicamente, esas causas que defendían eran
casi siempre (perdón por lo del casi) de la izquierda ramplona y servilista que
tenemos. No había chapapote, ni aborto ni guerra en el orbe, que la izquierda
populachera y rastrera de España no sacara en sus manifestaciones, y no había
manifestación que se preciase de tal sin su hato de "actores o
famosos" que sostuviesen la pancarta de la cabecera. Así ganaban puntos, y
cuanto más "de izquierdas" se hacían, más películas y series
protagonizaban.
En algunos casos, la fama y la simpatía era tal, que el
mundo del cine de Judiwood los llamaba para que hicieran las Américas. Así
cumplían con la cuota de actores hispanos que debían de tener en los metrajes
de allende el océano, no los fueran acusar a ellos de racistas, ellos, que tan
liberales suelen ser para otras cosas.
Los paletos hispanos, incultos pero con mucho glamour, agarraron
su maleta y allá que se fueron. Llegaron a ser tantos en los EEUU que formaron
su pequeña colonia dentro de ese gueto privado que se llama Judiwood. Es
curioso pues a ese sitio se le suele llamar “la Meca del cine” cuando sus jefes
y dueños son en su mayoría de activismo radical israelí y están casi siempre a
tortas con todo lo que sea o huela islam. Más apropiado sería definirlo como la
sinagoga del celuloide, digo yo.
Pero nuestros actores, tan incultos ellos, se juntan un día
en una de sus mansiones. Esas que suelen tener los ricos de la izquierda en los
EEUU, porque ya se sabe que ellos sí pueden, los demás no por ser capitalistas.
Y allí, entre tapita de jamoncito de Jabugo va y pincho de tortilla viene, -que
para eso si son ellos muy patriotas- deciden apoyar una causa a todas luces
justa, como lo es la defensa de los palestinos, pobres indefensos que están
siendo exterminados por el sionismo en un holocausto sin precedentes.
Ellos hablando de lo mal que lo pasan los niños, que están muriendo
a centenares, de la opresión que ejerce un país como Israel, que en una ofensiva
brutal lleva tanques, misiles y aviones a un territorio
ocupado en su mayoría por hombres mujeres y niños, hacen sus cálculos y deciden
firmar un manifiesto de adhesión al pueblo palestino así como manifestar su
repulsa por los crímenes israelíes, hecatombe de niños y mujeres y habitantes en
tierra robada. Para ellos, -y en eso llevan razón-, aquello no es una guerra,
pues las guerras lo son cuando los dos contendientes están en una igualdad
bélica, y en esta ocasión la desigualdad es manifiesta. Esto más que una guerra
es un exterminio, una masacre, y los artistas españoles por eso mismo deciden
apoyar la causa palestina. De todas formas ya lo habían hecho aquí en España, y
no les había ido nada mal. En ese sentido son coherentes.
La reacción del lobby que controla Judiwood
no se ha hecho esperar. Los han tildado de nazis, de insensatos y de todo lo
que les ha dado la gana.
Ahora, después de “recular” en sus declaraciones, como han
dicho los medios de comunicación, éstos aguerridos defensores de causas justas se
han replegado y se han escondido en sus “habitaciones del pánico”. Esos
habitáculos que poseen muchas de las mansiones de los Ángeles o de Miami,
blindadas y aisladas del resto del mundo, donde los moradores se recluyen ante
la amenaza de un ladrón o un asaltante. Allí esperan ver pasar la tormenta,
mientras hablan sin cesar con sus managers y asesores sobre el impacto que esto
producirá en sus carreras y si el futuro del “Dorado Judiwood” se ha esfumado para
siempre y ya es hora de volver a la
patria chica a seguir haciendo películas sobre la guerra civil.
Mientras tanto, los capitostes de eso que llaman “séptimo
arte” de esa parte del mundo, venga a darle la matraca con que si en España
somos antisemitas, si somos matajudíos y que si expulsamos a los judíos en la
Edad Media y todo lo demás. Yo es que me mondo de risa.
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