Hoy en día existe
una grandísima corriente a favor del islam y todo lo que de él proceda.
Esa “moda”, comenzada hace ya varias décadas (cuyo origen se remonta a la ensoñación romántica), se ha ido agrandando y ha
inundado todos los ámbitos de la vida cotidiana. De tal suerte, que
ahora, no hay edificio, vocablo, vestimenta, comida o idea política, que no se atribuya su procedencia al islam. Esta mentira, así
repetida, abarca todo lo imaginado por el ser humano, y parafraseando
una cita ya conocida: “que la realidad no te fastidie una buena
mentira”.
Así tenemos, por ejemplo, que Alfonso X, fue el “precursor de las tres culturas”, donde cristianos, judíos y mahometanos, vivían en paz y armonía. Mentira. Este concepto es más apropiado a la mentalidad del “políticamente correcto” utilizado hasta la saciedad por los políticos inanes de hoy en día, pero jamás aplicable a una España de aquella época. Pero ahí lo tenemos, que no hay manual de enseñanza que no incida en ese mismo error y hasta se suspenda sin remisión al estudiante que ose llevar la contraria al manual de estudio.
Claro, esto es así si tenemos en cuenta que, se nos ha dicho una y otra vez, que las mejoras en el regadío, por ejemplo (norias, acequias, etc.) fueron traídas a España por los agarenos y por nadie más. Pues bien, eso es otra mentira bien gorda. ¿Acaso nuestros doctos universitarios se olvidan de que en España, los romanos, mucho antes que los árabes, ya utilizaban las acequias, acueductos y norias para traer agua de los manantiales o de los pozos a las zonas urbanas o de plantío? Pues parece ser que así es. Si a un sujeto de esta especie, ya sabe usted, un hacedor de manuales de estudio para adolescentes, se le pregunta por este hecho en particular, o no sabe o no contesta, pero lo que sí es cierto es que cobrará su suculento estipendio de manos del político de turno.
¿Y qué me dicen
de la arquitectura?, Hoy en día, si uno viaja por España, no hay
castillo, muralla, puerta de herradura o edificación del tipo que sea,
que no esté rotulada con el consabido “Edificio árabe, castillo árabe,
casa árabe, etc.” Y es que, claro: Hasta que los musulmanes no llegaron a
la península, los romanos, visigodos y demás, vivían en
cabañas de palo y paja. Los romanos estuvieron en la península Ibérica
de vacaciones o de “cámping”, habitando en tiendas de campaña, pero no
hicieron guerras con los autóctonos y, por lo tanto, no edificaron ningún
“castrum” ni castillo. Se ve que se lo dejaron todo por hacer a los
“moros”. El acueducto de Segovia también será árabe, y el Puente de Alcántara.
Además, se habla de la innovación arquitectónica que
aportaron éstos árabes constructores en la proliferación del “arco
árabe” o de “herradura”. Al parecer se olvidan que son los visigodos los
que empiezan con este tipo de arco, y los musulmanes se limitan a copiarlo y lo
llevan a todas sus edificaciones. Según algunos autores, (Serafín
Fanjul, “Al-Andalus contra España. La forja del mito”, S. XXI de España
Editores) la verdadera innovación que los constructores islámicos
realizaron en los edificios de la península estriba sobre todo en los
adornos. Todo lo postizo de yesería o decorativo que hay en la Alhambra
de Granada y otros edificios por el estilo, sí es árabe: pero la
construcción en sí, es copia o está realizada con técnicas y operarios
cristianos en su mayoría.
En otra ocasión hablaremos de la
aportación al lenguaje de los árabes, la toponimia, el vestido y el
folclore, dejando al descubierto, las mentiras que nos han contado sobre
las aportaciones culturales del islam en España.
Ya está bien de tanta
mentira.
Acueducto de Segovia, foto del sitio The Spanish Forum |
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