miércoles, 9 de enero de 2013
LA FAENA TORERA DE PICASSO EN GUERNICA
Pablo Picasso es el gran icono de la pintura vanguardista de izquierdas (sí, el arte -según se han empeñado- es de izquierda o de derecha; o mejor dicho, ciertos artistas son de izquierda o de derecha, que es -como diría Ortega y Gasset- una de las múltiples formas que tiene el hombre (o el artista) de ser imbécil. Al pintor Pablo Picasso la crítica de su cuerda siempre nos lo ha pintado como un genio comprometido (no lo dudamos, pero no vemos lo que el compromiso político puede añadir o quitar a una obra artística cuando lo es de verdad).
El cuadro más emblemático de Picasso -y el más politizado- es el famoso "Guernica". Hace un año, en febrero de 2012, se anunciaba que el "Guernica" corría peligro y que, para mejor preservarlo, se le había adscrito un robot -llamado "Pablito" (sic, nótese la cursilería de estos progres)- para someterlo a periódicos y exhaustivos diagnósticos. Para aquel que pueda preocuparse por el cuadro, creemos conveniente anunciarle la halagüeña noticia de que: "Hasta el momento, el estado del Guernica es estable y no requiere intervención, aunque las exploraciones periódicas del robot “Pablito” asegurarán que cualquier deterioro o problema de conservación detectado pueda ser abordado cuando aún son pequeños problemas." (véase en ese enlace: "El Guernica de Picasso tiene un nuevo "médico" robot".
El estado de "salud" del "Guernica" es atribuido en ese mismo artículo al trajín al que estuvo sometido el lienzo desde su realización, siendo expuesto en la Feria Mundial de 1937 de París, habiendo pasado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y habiéndose venido a jubilar a España en 1981: primero en el Casón del Buen Retiro para luego ser instalado, parece que definitivamente, en el Museo Reina Sofía el año 1992. Es cierto que el cuadro nos salió viajero, pero se olvidan también de la calidad de los materiales empleados por Pablo Picasso en la factura del "Guernica": la pésima calidad de estos materiales cobrados desproporcionadamente podrían explicar que el "Guernica" esté "malito" y necesite médicos.
Según José María Sánchez Roda, miembro del PSOE y Presidente de la Junta Delegada del Tesoro Artístico de la II Républica Española el Guernica fue “una de las mayores mentiras de nuestra época“ (véase aquí). El cuadro se lo habían encargado en México y, en principio, la idea era un cuadro que exaltara la tauromaquia (de ahí las peregrinas interpretaciones metafísicas que los progres hacen del "toro"). Picasso se embolsó un primer pago de 50.000 francos y, en un segundo pago, la II República Española le dio 150.000 francos "en concepto de gastos". No está nada mal para alguien tan "comprometido" y para costear unos materiales tan precarios.
Tampoco parece que su "compromiso" lo afectara mucho durante la ocupación militar de Francia por los alemanes. Picasso no sólo vivió cómodamente en París durante la ocupación nazi, sino que recibía a oficiales alemanes en su estudio de pintura (lo cuenta el escritor alemán Ernst Jünger en su "Diario"; Jünger estaba por aquel entonces destacado en París como oficial de la Wehrmacht y fue recibido por Picasso con la cordialidad propia de un sureño).
Habría que hablar del bombardeo de Guernica, ajustándolo a la proporción de la realidad histórica, como también es preciso recordar que en Cabra la aviación de la II República Española llevó a cabo un bombardeo más feroz todavía sobre población civil, bombardeo del que apenas se oye hablar... Mientras tanto, que los ilusos sigan complaciéndose en toda la mitografía de Picasso y del "Guernica": es difícil convencer a quien no lee nada más que los panfletos de sus camaradas.
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